El incomparable fenómeno de esta ciudad, asentada sobre la mole de dos rocas cortadas a pico y separadas por el tajo estrecho y profundo del río, se correspondería muy bien con la imagen de aquella otra ciudad revelada en sueños. El espectáculo de esta ciudad es indescriptible, y a su alrededor, un espacioso valle con parcelas de cultivo, encinas y olivares. Y allá al fondo, como si hubiera recobrado todas sus fuerzas, se alza de nuevo la pura montaña, sierra tras sierra, hasta formar la más espléndida lejanía. […] Por eso fue un maravilloso acierto haber dado con Ronda, en la cual se resumen todas las cosas que yo he deseado: una ciudad española atalayada de un modo fantástico y grandioso. (Rainer María Rilke)
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P.D. ¿No es increíble que haya gente a la que no le de miedo vivir al borde de un precipicio? ¿Tú te atreverías?
Adriana, por el mediterráneo hay de eso a patadas, se ha cementado la costa todo lo posible y el terreno es calizo e inestable.
La verdad es que lo que se ha hecho en la costa es una burrada para el medio ambiente. Y lo que más rabia da es que pocos cargan con las responsabilidades 🙁